La evaluación de la reconstrucción es deficiente |
Represento
ante el Congreso Nacional a la Región de O'Higgins. Como Senador he sido
presidente de la Comisión de Vivienda y por ende conozco las cifras. De las más de 16.000 viviendas
declaradas inhabitables en la región, a la fecha no son mucho más de 2.000
viviendas nuevas que se han entregado durante los últimos dos años. Y no todas ellas han sido para damnificados
por el terremoto.
El que quede
mucho por hacer no significa que no se haya trabajado y mucho. Pero cuando se
politiza un desastre, y se generan expectativas desmedidas y peor aun cuando se
es incapaz de ser autocritico, se causan dolorosas frustraciones.
La Emergencia del 27 F
Chile ha conocido
desde siempre los terremotos y sabe que son impredecibles y que su furia es
capaz de destruir tanto lo viejo como lo nuevo.
El 27 de Febrero del 2010 no fue distinto.
Chile resistió este
cataclismo de modo excepcional, debido en parte al avance en sus estándares
antisísmicos, como por la calidad de los profesionales que se desempeñan en el
área.
Pero a pesar de los
importantes logros de los últimos 20 años, en el ámbito económico y social,
siguen existiendo carencias ostensibles como quedó demostrado en el deficiente
funcionamiento de los sistemas de alertas frente a una emergencia. Los
organismos llamados a prevenir, informar y coordinar, como la ONEMI y el SHOA,
simplemente fallaron. La última la palabra la dirá la justicia, pero esa
fatídica noche algo no funcionó como se esperaba.
Pero una cosa es
aclarar las responsabilidades institucionales y técnicas y otra muy distinta es
tratar en forma majadera de asignar responsabilidades políticas frente a un
desastre natural. Personeros de Gobierno, como el Ministro Allamand y Golborne
han pretendido enlodar la figura de la ex Presidenta Bachelet, insinuando que tiene que dar cuenta de lo sucedido. Tal
pretensión constituye un aprovechamiento político mezquino de esta tragedia.
La ex Presidenta
Bachelet, la noche del 27 F y días posteriores, asumió su responsabilidad y actuó
en base a la información que los
organismos respectivos le entregaron, y desplegó las iniciativas posibles,
definiendo los criterios, movilizando las instituciones adecuadas y convocando
a la unidad nacional para hacer frente a la tragedia.
La Reconstrucción malograda
Hoy al cumplirse el
segundo aniversario del terremoto y tsunami lo natural es evaluar el proceso de
reconstrucción y no desgastarse en endosar responsabilidades políticas
inexistentes, como una forma de eludir las críticas que desde las víctimas
surgen al proceso reconstructivo. Proceso de reconstrucción que es enteramente
responsabilidad en cuanto a su planificación y conducción al actual gobierno.
Cuando el Gobierno de
Piñera solicitó al Congreso Nacional los recursos para enfrentar la tarea de la
reconstrucción, la oposición estuvo dispuesta a aprobar lo que se solicitaba, incluso más. Nunca hubo una actitud
obstruccionista, frente a una tarea que entendíamos como una responsabilidad
del Estado y no solo del gobierno de turno.
Hubo desencuentros en
la forma de cómo organizar la reconstrucción, siendo la oposición partidaria de
la creación de una Agencia Autónoma para la Reconstrucción, frente a la que fue
finalmente la opción del Gobierno de externalizar determinadas funciones y establecer
convenios con las grandes empresas del retail, distribuidoras de materiales de
construcción, y constructoras privadas para ejecutar las tareas que demanda la
reconstrucción.
Una vez comenzado el
proceso de reconstrucción, el Gobierno nuevamente erró el camino dando a
entender equívocamente que el camino de la recuperación sería muy rápido. Montó
una campaña comunicacional en ese sentido, afirmando que los damnificados no pasarían
más de un invierno en medias aguas, campamentos (ahora llamadas aldeas) Esa ha
sido una actitud imprudente que finalmente ha llevado al debate actual sobre
las cifras de la reconstrucción.
En el ámbito de
vivienda, el gobierno ofreció soluciones habitacionales para todos los damnificados
que cumplieran dos requisitos básicos, contar con el certificado
de ser damnificado y ser propietario, arrendatario o allegado de una vivienda
que el municipio respectivo haya declarado inhabitable.
Pero en la práctica
no fue tan simple, no todos los damnificados eran beneficiarios, sino que habían
otras condiciones distintas a las expresadas en los anuncios iniciales, fichas
de protección especiales para los allegados o que el grupo familiar fuera de
más de siete personas, entre otras.
Respecto a los
subsidios, también han existido situaciones poco transparentes. El gobierno y en particular el Ministro de Vivienda
saben que no es lo mismo un subsidio asignado, que una casa entregada., y que
tampoco es igual un subsidio de reparación que un subsidio para compra de materiales
para arreglar un techo, o un subsidio
para financiar la construcción completa de una vivienda nueva. En último
término, lo que la gente quiere es tener la llave de su casa para comenzar a
recuperar su hogar, tan simple como eso.
Pero nuevamente
constatamos que comunicacionalmente el gobierno manipula la información, en
este caso específico, no se explican esas diferencias y se habla genéricamente
de entrega de subsidios.
En este segundo
aniversario del Terremoto, el Gobierno han impulsado una ofensiva comunicacional
que justifique de alguna manera su metodología de reconstrucción, y que reafirme
que los logros son exitosos. Sin
embargo, hay evaluaciones diferentes.
Según el Observatorio de la Reconstrucción de la
Universidad de Chile las cifras son muy distintas a las del gobierno, las
cuales indican que el proceso de reconstrucción lleva un avance del 47 % en la reconstrucción de las viviendas. El Observatorio señala que la medición de la
reconstrucción debe hacerse según la cantidad de viviendas entregadas, por lo que el avance sería solo del 10%, ya que mediante
subsidios, los damnificados han podido comprar 12.248 casas (10.463 nuevas y
1.785 usadas), de un total de 110.000 viviendas que resultaron destruidas.
Como vemos las situaciones artificiosas usadas por el
Gobierno son las que desde el principio generaron expectativas excesivas
respecto a los ritmos de la reconstrucción y hoy nos enfrentan en una disputa
de datos y resultados.
Por eso estimamos de
las más alta importancia la iniciativa de
la Asociación Chilena de Organismos no Gubernamentales ACCION en cuanto
a convocar a una Consulta Nacional sobre
la Reconstrucción, dado que frente a la
disparidad de opiniones y cifras que entrega el
gobierno y la oposición, hace mucha falta consultar la tercera opinión, que es
la opinión de la ciudadanía y de los afectados por el terremoto.
Reitero lo expresado
hace algunos días, que Chile espera es que sumemos todos los
esfuerzos, todas las voluntades y todos los recursos, para levantar al país,
reparar lo dañado, reconstruir lo perdido en un tiempo prudente, para sí aliviar
y auxiliar a las familias que perdieron bienes y seres queridos, actuando con
generosidad, solo así contribuiremos a sanar el alma de Chile de las heridas
que este cataclismo nos dejó.
JUAN PABLO LETELIER
SENADOR
Santiago, 27 de Febrero de 2012